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Milena Erazo Agreda. Líder y Promotora Ambiental

Después de media hora de viaje desde Pasto,  el verde ya es solamente verde, el aire es puro y el ruido deja de ser ruido. El camino lleno de pájaros, mariposas e insectos da la bienvenida a la vereda La Marquesa en el Municipio de Tangua. Nuestra anfitriona es Milena Erazo Agreda, líder y promotora ambiental. 

 

Milena es como sus plantas y flores.  Alegre, sensible y fuerte. Es la guardiana de su jardín, la mamá que presume con orgullo a sus bebés, sus plantas, sus grandes amores. Sus riquezas  no se miden por el radiante brillo del oro, más si algo es verde goza de un inmenso valor para ella. 

 

Su vivero se llama El Martín en honor al santo que no le negaba favores a nadie, el que nunca cerraba las puertas y tenía comida para todo el mundo. Este santuario natural hospeda sin restricción alguna a plantas, animales y personas por igual. 

 

En su chagra trabaja en el rescate de especies como el repollo de montaña, las habas, los ollucos, remolacha, apio,cilantro y las ocas. En el centro de ella, las que mandan son las aromáticas y en este verde reino conviven más de 9 familias. 

 

Concebida como una gran madre, este escenario consagrado para la vida poco a poco se fue convirtiendo en el hilo conductor para que las familias empezaran a tejer sus historias. Los Padres se reencontraron con sus hijos y en un hermoso vínculo,  los juegos de los unos se podían combinar perfectamente con el trabajo de los otros. Los niños como los tallos y las raíces crecían fuertes y sanos. El impacto fue inmediato, bonito y muy positivo. La experiencia y el conocimiento de los viejos ya no se perdía, ahora se aprovechaba y los jóvenes estaban dispuestos a escuchar y entre tradiciones y enseñanzas ancestrales fueron encontrando su lugar. 

 

Esta familia extendida que se empezó a formar entiende y comprende el incalculable valor que los rodea, es por esto que ante cualquier dolencia saben que el remedio está ahí, cerca de su centro de sanación. 

 

 “La idea es pedirle permiso a las plantas. Le pedimos permiso al toronjil cuando nos vamos a hacer una aromática para los nervios, a la valeriana, a la menta, el orégano y la manzanilla. Cuando usted llega y les habla y les dice mi vida tu eres el que me vas a cuidar el te está escuchando, te está sintiendo, y cuando te escuchan es cuando te dan todo el olorsito”. 

 

No muchas personas se preguntan qué es lo que van a comer las abejas, los pájaros o mariposas  si vienen de visita a nuestra casa? Cuestionamiento sin importancia para quien no entiende e interpreta la naturaleza. Milena la descifra, siente y asimila lo que las plantas necesitan decirle, es por esto que a nadie le importan unas ramas en la vía, pero para ella son bendiciones que llegan a su vida para transformarla y renovarla. Su jardín alimenta, nutre, da y recibe. Esas piedras que para otros son obstáculos en su camino, Milena las convierte en la sala de estar para recibir las visitas en su chagra. 




Las mujeres de su familia congregadas alrededor de su chagra formaron un círculo de mujeres protectoras de la vida y junto a la gran madre tierra dedicaron su trabajo y esfuerzo por cultivar sus lazos y estrechar sus vínculos con aquellas hijas que como muchas de ellas también son madres solteras que necesitaban su voz y su abrazo para seguir adelante. Todas sintieron el llamado de la chagra y empezaron a  querer ser parte de ese núcleo, ese centro donde podían levantar la cabeza y decir yo importo, yo pienso, yo trabajo, yo hablo Observen nuestro trabajo, ya no tenemos miedo de mostrar lo que hacemos. 

 

En los 4 años que Milena lleva promoviendo el cuidado de las plantas y semillas, hay una experiencia que le marcó su vida. Su mamá cayó enferma de gravedad, postrada en una cama a la que los médicos le daban pocas esperanzas de volver a salir. Doris tenía el cuerpo lleno de pastillas y remedios de una medicina que se había rendido con ella. Su familia que lo había intentado casi todo recordó que sus ancestros encontraban otras formas de aliviar sus quejas y dolores. Empezaron entonces a preguntarse porque estaba enferma mamá y cómo podían curarla. Empezaron a verla con atención y ver cómo funcionaba ese cuerpo de mujer, como funcionaba ese cuerpo de mamá y vieron que sí había diferencia y por tanto los cuidados no eran los mismos. La partera les enseño a descifrar y entender sus angustias,  a escuchar sus órganos y sentir sus vibraciones. Parecía que este dolor tenía algo que decir y ahora ellos, ya lo podían escuchar. 

 

La partera les pidió 30 plantas para iniciar las curaciones y aromáticas y para su sorpresa todas estos remedios estaban ahí en su centro de sanación, su chagra, su santuario.  

 

“Esa aromática fue la que salvó la vida a mi mamá”

 

Este grupo de familias reunidos alrededor de esta huerta disfrutan de ser alimentados directamente de la tierra, sanados por ella y cuidados por el verde de la naturaleza. Todo su alimento es orgánico. 

 

“Por ejemplo, estas hojitas se las come el conejo y el conejo a su vez nos da abono. Así como nosotros les damos ellos también nos dan. Estamos dando y recibiendo”

 

Todo lo que sale  de la chagra se reparte entre las familias que lo conforman. Al final, como un encuentro de accionistas, cada socio se lleva a casa su bulto de lechugas, zanahorias y repollos.  

 

El abono sale de la orina del cuy. Los líquidos sirven para el sustento de la hierba. siempre se pensó en un abono limpio, sin lombrices para que no se coman las plantas. Se lo saca propiamente para las plantas ornamentales, así estas ya tienen los nutrientes completos. Les da tranquilidad para que se sientan relajadas y pueden producir sus hojas. Este abono ya está descompuesto. Se sacan unas 20 sacas y a veces alcanza para sacar algunas para la venta. 

 

Milena aprendió a hacer abono gracias a que Parques Nacionales y Empopasto trabajan en conjunto con estas comunidades y sus chagras. Les enseñaron procesos como la creación de cuyeras adecuadas y los trabajos de recolección de la materia orgánica aparte. También han hecho trabajos con el Sena, donde aprendieron a  hacer la descomposición con los microorganismos de montaña y en prácticas en la ciudad de Cali conocieron nuevas técnicas que rápidamente trajeron e instauraron en casa. 

 

La tierra se deja reposar por lo menos un día y al mismo tiempo se  hace el proceso de desinfección con agua hervida o con yodo. Al siguiente día a la tierra se le pone la arena, el abono orgánico, el abono verde y se realiza la preparación. Cuando está lista la familia se une para iniciar el trabajo de armado de los arbolitos. En un día pueden armar hasta 1000. 

 

Milena y su mamá viven dichosas en un paraíso del cual despiertan cada mañana con el cantar de los pájaros. Saben que su decisión de vivir rodeado del verde de la naturaleza las beneficia en curas para sus males físicos y mentales. Convivir con los animales da fruto, uno se lucra en sensibilidad, cariño, tranquilidad y paz. Se saca provecho de los rayos del sol en la mañana y hay bonificaciones  extras cada vez que un erizo visita a la familia. En El Martin se hablan muchos idiomas, las flores cantan, las plantas recitan, los árboles declaman y  las aromáticas cuchichean. 

 

“El mote es bien resentido entonces teníamos que estar converse y converse. Vea mi amor, vea mi vida. Y échele comida, échele orgánico, aflojarlo, échele aguita y vuelta  los que sacamos de acá del vivero se sienten felices, se sienten como en la casa de ellos, Pum Pum crecieron y listo. Son seres vivos pero nosotros nos olvidamos de eso”. 

 

La gente se olvida que lo que tenemos no es gratis, estamos ya viviendo una escasez de agua sin precedentes, desafortunadamente hay gente que ha decidido no escuchar a los páramos cuando  estos se quejan, a las plantas cuando protestan. Le temen a que las abejas desaparezcan pero es un miedo sin acción. Si, pueden desaparecer y sería catastrófico, pero ¿estamos haciendo algo para evitarlo?

 

“Ahora que no hay agua nos empezamos a preguntar qué es lo que pasa? ¿Qué hicimos mal? y duele ver nuestro propio páramo y cuando subimos le pedimos perdón por nuestros antepasados que por desconocimiento no lo cuidaban”

 

La gente se abre camino a la fuerza, transforma el verde para convertirlo en un triste pedazo de gris cemento. La naturaleza que por mucho tiempo fue pisoteada y olvidada empieza a sentirse cansada. La ciudad vive una tensa calma, muchos suponen que la comida siempre estará servida a la mesa, pero cuando las neveras dejen de estar surtidas y no haya comida para comprar, muchos voltearan hacia el campo, pero tal vez sea ya demasiado tarde para hacerlo.

GALERÍA FOTOGRÁFICA

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